Confirmaciones en la Basílica Virgen de Valldeflors de Tremp

«Haced crecer las raíces, los cimientos, de vuestra vida cristiana con el amor». Así animaba el Arzobispo Joan-Enric a los 20 jóvenes de la Parroquia de la Virgen de Valldeflors de Tremp, el domingo 25 de octubre, día de su Confirmación. Estaba acompañado por el Rector y Arcipreste, Mn. Joan Antoni Mateo, Mn. David Codina, y el seminarista en etapa pastoral Martín Candela. Acompañaba los cantos en el órgano el Cura de la Escuela de Suboficiales Rv. Juan Antonio Mañán.

En la homilía animó a los confirmandos a darse del todo a Dios y al prójimo, con un amor concreto y comprometido. El Evangelio y la primera lectura del libro del Éxodo de aquel domingo XXX durante el año reclamaban amar como Dios mismo ama, «ya que es compasivo», y a hacer del amor el sentido último y más grande del destino de nuestra vida. Es amando sin desfallecimiento a Dios por encima de todo y el próximo como a sí mismo, que viviremos la vida en plenitud y responsabilidad. ¡Amar os hará felices!

A la pregunta impertinente sobre el mandamiento, Jesús responde uniendo dos versículos del Antiguo Testamento: del Deuteronomio y del Levítico. Explicó a la asamblea que partiendo de la gran oración judía del «Shemá Israel», como una profesión de fe, Jesús insiste en que debemos amar a Dios por encima de todo y en toda nuestra vida, ya que sólo esto nos hará verdaderamente felices. Pero al mismo tiempo el mandamiento incluye el amor concreto y real al prójimo. Ambos van siempre unidos.

Citó la concreción evangélica del Buen Samaritano que se hizo cercano al malherido del camino, y también recordó la dimensión social del amor y la amistad universal que el Papa Francisco nos acaba de proponer con su encíclica «Fratelli Tutti«, procurando para todos «tierra, tejado y trabajo», las tres «t» del Papa Francisco.

Al final de la Misa obsequió a los jóvenes confirmados con el Nuevo Testamento y les pidió que lo hicieran objeto de su lectura y estimación.

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