Confirmaciones en Oliana

El sábado 11 de julio el Arzobispo Joan-Enric administró el sacramento de la Confirmación a 18 jóvenes de la Parroquia de St. Andreu de Oliana. Concelebraron con el Arzobispo el Rector, Mn. Jordi Vásquez, y Mn. David Codina.

En sus primeras palabras el Arzobispo quiso transmitir tods su calidez y acompañamiento a la Residencia «Caser Residencial. Castillo de Oliana» y a su directora asistencial Nuria, presente en la celebración eucarística, ya que se confirmaba una hija suya Alba. Quiso agradecer todo el trabajo que este Centro asistencial lleva a cabo en Oliana y en toda la comarca con el servicio generoso a 117 ancianos y que en los últimos días se ha visto afectada por un brote de la pandemia del Covid-19 con enfermos todos asintomáticos tras las correspondientes pruebas PCR y subrayó cómo tenemos que agradecer el trabajo generoso de las residencias de ancianos que durante esta pandemia trabajan incansablemente para garantizar la seguridad de los residentes de una forma encomiable.

En su homilía Mons. Vives glosó las lecturas proclamadas en aquel domingo y sobre todo el Evangelio del sembrador que sale a sembrar (Mt 13,1-23). El Arzobispo glosó cómo los jóvenes confirmandos habían recibido de su familia y durante los años de la catequesis la semilla buena de la Palabra de Dios que había sido sembrada en sus corazones; y ahora, gracias a la plenitud del Espíritu Santo que recibían en el día de su confirmación, tenían que hacerla fructificar, o cien, o sesenta o treinta. Animó a los jóvenes a perseverar en su seguimiento a Jesús y que no dejaran que las «preocupaciones del mundo presente o la seducción de las riquezas» ahogaran su compromiso como cristianos.

Destacó cómo la vida a veces presenta cruces o dificultades como la que para los jóvenes confirmandos fue la pérdida repentina al iniciarse el año, de su compañera de estudios y de catequesis Marta, que ese día habría recibido la confirmación con ellos y a la que se encomendó en la celebración eucarística de una forma muy particular. En este sentido subrayó tal como San Pablo lo recuerda en su carta a los Romanos (Rm 8,18-23) que a pesar de los gemidos y dolores del mundo presente, comparables a los de la madre en un parto, la última palabra no la tiene la muerte ni el dolor sino la Vida para siempre en Jesús, que es a la que todos estamos llamados a heredar.

Al final de la Misa el Arzobispo regaló a los jóvenes un Nuevo Testamento, animándoles a leer cada día un pequeño fragmento porque la Palabra de Dios es la semilla que cada día tiene que regar nuestra vida cristiana. Finalmente animó a toda la Villa de Oliana y a sus ciudadanos que entonces estaban pasando por momentos de angustia y dolor por el foco detectado en la Villa a creer que Jesús nos acompaña siempre en los momentos más difíciles y que nunca nos deja solos, y que acudieran a su amada Señora de los Ángeles para que nos proteja a todos.

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