En su homilía el Arzobispo Joan-Enric subrayó cómo el núcleo del mensaje cristiano es anunciar la muerte y resurrección de Cristo por nuestra salvación y que esto constituye el centro de ser cristiano. Exhortó a los jóvenes confirmandos a recibir con disponibilidad y apertura al Espíritu Santo en aquella jornada que los llenaba con sus dones tal como lo hizo con los apóstoles después de la resurrección de Jesús en el Cenáculo en Jerusalén. Mons. Vives destacó la importancia que para los cristianos debe tener siempre Tierra Santa y animó a los fieles a peregrinar a los Santos Lugares y amar a las comunidades cristianas que allí viven la fe y mantienen la Custodia de los Santos Lugares por los Cristianos. El Arzobispo recordó a los jóvenes que recibían ese día el Espíritu Santo como los apóstoles y que esto era para ellos un compromiso de servicio, bondad, apertura a otros y en Dios. También advirtió a los jóvenes confirmandos que ser verdaderamente cristiano y seguir al Señor, muchas veces implica identificarse con la cruz y ser perseguido por el hecho de ser cristiano. Hay que dar la vida por Jesús. Algunos lo hacen de forma heroica, como los recientes cristianos muertos en Sri Lanka por su fe cristiana. Otros, lo deben hacer cada día dando testimonio al Señor y recibiendo incomprensiones o persecuciones.
En el día de San José Obrero, y día del Trabajador, en las oraciones, el Copríncipe Episcopal pidió por un trabajo digno y decente para todos y unas condiciones de trabajo que tengan en cuenta la dignidad de las personas. Y rezó por los electos al Consejo General de Andorra, que al día siguiente constituían la primera sesión después de las elecciones del 7 de abril.
Al final de la Misa, el Arzobispo regaló a los jóvenes un Catecismo y una pequeña paloma hecho con madera de olivo de Tierra Santa.