Vigilia Pascual en la Catedral de Santa María y en la Diócesis

La Vigilia Pascual que se celebró la noche del sábado 20 de abril en la Catedral de Sta. María de Urgell fue presidida por el Arzobispo de Urgell, Mons. Joan-Enric Vives. También estuvieron presentes el Rector de Sant Ot y Vicario General, Mn. Ignasi Navarri, así como otros sacerdotes de la ciudad de La Seu d’Urgell y un buen grupo de fieles.

La celebración se inició con la bendición del fuego nuevo y el encendido del cirio Pascual ante la puerta de la Catedral. En una breve y bonita catequesis del Arzobispo explicó la significación del rito del encendido y bendición del fuego nuevo que quema lo viejo y todo lo renueva y purifica. La Iglesia siempre renace confiando en la Resurrección del Señor.

A continuación, los fieles entraron en procesión al templo iluminados por la Luz de las velas que representa la de Cristo Resucitado. El Canónigo Mn. Agustí Brescó cantó el pregón pascual para recordar la «culpa que mereció un Redentor tan grande! Oh noche bienaventurada! Sólo tú supiste la hora en que Cristo resucitó de entre los muertos. Esta es la noche de la que está escrito: «La noche os es tan clara como el día, luz u oscururidad os son igual».

Después comenzó la larga Vigilia con la proclamación de todas las lecturas propuestas de la Palabra de Dios, con cantos y oraciones, que nos recuerda la obra realizada por Dios.

En su homilía el Arzobispo glosó el misterio De luz y de vida que la Resurrección de Cristo nos trae: la Redención que el Hijo de Dios nos ofrece. Animó a los fieles a salir de nuestros sepulcros y correr con fe y confianza hacia el Señor para que nos cure de nuestras heridas. Y también animó a hacer memoria de lo que el Señor nos ha dicho a lo largo de la Vigilia tal como les dijo a las mujeres. Exhortó a los fieles a comunicar la alegría de la Resurrección y ser testigos a través de la propia vida y de los nuevos medios de comunicación digital que nos permiten hacer llegar el mensaje del Resucitado a los nuevos areópagos del mundo.

Terminada la homilía, tuvo lugar la bendición del agua bautismal y la renovación de las promesas del bautismo. A continuación el Arzobispo roció al Pueblo fiel con el agua bendita para recordar el bautismo que en otro tiempo nos hizo hijos de Dios y por el que recibimos la vida divina.

La Vigilia continuó con la Liturgia de la Eucaristía y acabó con el canto gozoso del Regina Coeli para proclamar con María Reina del cielo la Resurrección de Cristo que nos llena de alegría y de Vida. Una alegría que se prolongará durante todo el Tiempo Pascual.

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