Jornada Sacerdotal y Misa Crismal en la Catedral de Urgell

Los sacerdotes y diáconos de la Diócesis de Urgell se reunieron para celebrar la Jornada Sacerdotal el lunes día 15 de abril, Lunes Santo. La Jornada fue presidida por Mons. Joan-Enric Vives, Arzobispo de Urgell, y por Mons. Luis Javier Argüello García, Obispo Auxiliar de Valladolid y Secretario General de la Conferencia Episcopal Española.

La jornada Sacerdotal inició en la Sala de conferencias del Seminario diocesano de Urgell. Tras el saludo del Arzobispo Joan-Enric dirigido a los sacerdotes y diáconos con informaciones diocesanas de interés tuvo lugar una conferencia sacerdotal que impartió Mons. Argüello sobre «El pastor, sacramento de la conversión pastoral». Mons. Argüello puso de manifiesto cómo la auténtica conversión pastoral en la Iglesia se fundamenta no tanto en innovaciones extrínsecas sino en volver a poner nuestra mirada en la Primera Comunidad Apostólica y escuchar los latidos del Corazón de Cristo que con su mirada sobre el mundo nos dice que somos «como ovejas sin Pastor». Mirar la vida Apostólica original es la mejor manera de descubrir los signos que necesitamos para que el mensaje de Jesucristo sea atrayente en nuestro mundo actual. Es necesario que nos volvamos a centrar en los 12 Apóstoles, en los 72, en la multitud y en los pobres que fueron llamados gracias a su testimonio humilde, sincero y discreto de la Primera Comunidad pero que era vigorosamente atrayente.

El Secretario General de la CEE y Obispo auxiliar de Valladolid insistió en cómo necesitamos rehuir una actitud defensiva ante las muchas incomprensiones o realidades que no entendemos bastante bien de nuestro mundo y pasar a tener una actitud de propuesta, de anuncio del kerigma cristiano en el que el Papa Francisco ha llamado una Iglesia «en salida». Para ello destacó cómo hay que estar atentos a los latidos del ser humano que él sintetizó en 3 rasgos positivos y 3 negativos. Los positivos: la libertad, el amor y la alegría. Los negativos: el aburrimiento, la nostalgia y la desilusión. Exhortó a los presbíteros a ser conscientes de que cada uno de ellos, para la ordenación sagrada recibida, es «re-presentación» de Jesucristo y que en cada uno de los ministros ordenados actúa Jesucristo Cabeza y Pastor, Esposo y Siervo Finalmente, recordó cómo lo que tiene que sostener los sacerdotes diocesanos es la «caridad pastoral» vivida como una forma concreta de estimación en el celibato que es donación por amor al Pueblo de Dios al que el sacerdote quiere servir. Hay que volver a valorar la forma de vida Apostólica basada en la fraternidad en una misión que debe estar centrada en saber pasar de la «delegación» a la «implicación», donde todos los bautizados se sientan corresponsables y donde no importe tanto la «función» concreta que realizamos en la Iglesia como la implicación en la vida eclesial en su conjunto.

 

Tras la conferencia de Mons. Argüello tuvo lugar en la Catedral de Santa María de Urgell la Misa Crismal que fue presidida por el Arzobispo Joan-Enric y concelebrada por Mons. Argüello así como por la práctica totalidad de los sacerdotes y diáconos de la Diócesis de Urgell, y a la que asistieron muchos fieles este año.

En su homilía el Arzobispo Vives recordó cómo la Misa Crismal anticipa la Pascua y nos la hace presente sacramentalmente y cómo es una Eucaristía que aprieta la comunión del Obispo con los sacerdotes y diáconos y con todo el Pueblo de Dios. El Arzobispo animó a los sacerdotes a hacer más firme y fundamentado su seguimiento de Jesús, especialmente en los tiempos de tentación y de cruz. Es precisamente en estos momentos cuando hay que repetir más que nunca la invocación que Simón Pedro hizo a Jesús: «Señor, a quién iremos? Sólo Tú tienes palabras de vida eterna y nosotros hemos creído y sabemos que eres el Santo de Dios«. Recordó cómo a través de la unción de las manos del sacerdote con el Santo Crisma el día de su ordenación presbiteral se manifestó la peculiar participación de los sacerdotes en el sacerdocio de Cristo y glosó las palabras que escucha ese día el sacerdote: «Que nuestro Señor Jesucristo, a quien el Padre ungió con el Espíritu Santo y con poder, sea siempre contigo, para que santifique el pueblo cristiano y ofrezcas el sacrificio a Dios». Y también destacó la importancia de ser las manos de Cristo, manos que bendicen, que ayudan, que trabajan, que sostienen, que secan lágrimas, que consuelan, que lavan los pies, que abren caminos de reconciliación y de paz… Ser humildes manos de Cristo.

Después de la homilía los sacerdotes renovaron sus Promesas Sacerdotales. Ese día, celebraron sus Bodas de Oro Presbiterales, Mn. Pere Cañada y Mn. Albano Teixeira Fraga y sus Bodas de Plata: Mn. José Eliud Arias y Mn José de Jesús Navas. También se rezó por los siete presbíteros difuntos desde la última Pascua.

Dentro de la celebración Eucarística se bendijo el Óleo de los Enfermos en la anáfora, y después de la comunión del Aceite de los Catecúmenos y especialmente se consagró el Santo Crisma, que acompañará la vida sacramental de la Diócesis a lo largo de todo el año.

La Jornada sacerdotal concluyó con una comida de hermandad sacerdotal en la Residencia de la Sagrada Familia de Urgell donde los sacerdotes que celebraban sus Bodas de Oro y de Plata Presbiterales dirigieron unas palabras llenas de emoción y agradecimiento a sus compañeros y los presentes.

 
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