En toda la Diócesis de Urgell, por las diferentes parroquias, se han ido celebrando las tradicionales «Cenas del Hambre» que Manos Unidas lleva a cabo para concienciar a los fieles de la importancia de luchar contra el hambre, experimentarla y poder así percibir la necesidad en primera persona.
En La Seu d’Urgell, el pasado día 14 de marzo, la Cena del Hambre que organizó Manos Unidas y que se llevó a cabo en el Centro Cívico de la ciudad, recogió 2.367 euros para hacer posible el proyecto de este año: la mejora de las infraestructuras en la escuela primera de Butema, en Uganda.
Mn. IgnasiNavarri, Vicario General y Rector de Sant Ot, dio la bienvenida a los asistentes, entre los que se encontraba el Alcalde de la ciudad, Ilmo Sr. Albert Batalla, y la concejala de Bienestar Social, Sra. Bonet. Mn. Ignasi habló del lema de este año de la campaña, en la que se nos recuerda el valor del compromiso de cada uno de nosotros en la lucha contra el hambre en el mundo y alentó a los asistentes a ser capaces de abrir el corazón a la solidaridad para resolver los dramas de la pobreza, el abandono y el hambre de tantas personas. Seguidamente la Presidenta-Delegada diocesana de Manos Unidas, la Sra. Teresa Cabanes, presentó el proyecto sobre el que se trabaja y se recogen dinero: la mejora de la escuela de primaria de Butema, en Uganda. Esta escuela, que fue fundada en 1928 gracias al apoyo de la parroquia, de los padres y del gobierno, ha ido acogiendo año tras año más alumnos de la zona y en este curso asisten 406 niños. Sólo hay cuatro letrinas y los bloques donde se hacen las clases son muy precarios, sin luz eléctrica. Las obras de arreglo suponen una inversión de 71.564 euros. Las familias se han comprometido a contribuir con una parte de los materiales de construcción, transporte y mano de obra no cualificada. Se harán cuatro aulas, con 160 pupitres, pizarras, librerías y sillas, 6 letrinas más, y se pondrán paneles solares.
Después de ver un vídeo aportado por el misionero que ha visitado la diócesis en el último mes de febrero, el P. Felipe García, los asistentes compartieron bocadillos en un ambiente de reflexión.