La Virgen de Meritxell ilumina las bodas de plata episcopales de Mons. Vives

La fiesta litúrgica de la Virgen de Meritxell es siempre una fecha muy esperada por los fieles del Obispado de Urgell y muy especialmente por los que conviven en las siete parroquias andorranas. Meritxell, luz del mediodía, ha iluminado una efeméride muy especial, las bodas de plata episcopales de Mons. Joan-Enric Vives, y han extendido el intenso resplandor de la jornada a toda la gente que vive en el territorio diocesano y que ha sido testigo durante gran parte de los últimos 25 años del celo pastoral del Arzobispo de Urgell y Copríncipe.

La solemne celebración eucarística de las once de la mañana ha sido presidida por Mons. Joan-Enric y concelebrada por los sacerdotes y diácono de los Valles de Andorra. Los sacerdotes de los Valles de Andorra han querido manifestar su aprecio fraternal al Arzobispo Joan-Enric obsequiándole con un báculo bellamente trabajado. Ha sido al inicio de la solemne Eucaristía a la que han asistido, como es tradición, los representantes de las principales instituciones andorranas: justo después del canto que ha acompañado la procesión de entrada del Arzobispo y los concelebrantes. El Arcipreste de los Valles de Andorra, Mn. Ramon Sàrries, ha dirigido a Mons. Vives unas palabras de felicitación por los 25 años que se han cumplido este año (concretamente el 5 de septiembre) de su ordenación episcopal, al tiempo de agradecimiento por su guía y magisterio pastoral desde que llegó a la Diócesis de Urgell.

Mons. Sàrries ha comenzado recordando precisamente que el pontificado de Mons. Vives ha estado vinculado al Obispado de Urgell los últimos diecisiete años, «los dos primeros como Obispo coadjutor del Dr. Martí, de feliz memoria. Y luego, hace quince años, como Obispo diocesano y Copríncipe de nuestro querido Principado de Andorra. Al celebrarse este aniversario tan especial, que, tal como ha recordado el Arcipreste, coincide en el año del vigésimo quinto aniversario de la Constitución del Principado de Andorra, «los sacerdotes de las parroquias de los Valles hemos considerado oportuno hacer un obsequio al Señor Arzobispo: le ofrendamos un báculo», que es, junto con la mitra, la distinción episcopal en la Iglesia desde el siglo IV.
El báculo, simboliza la función de pastor, la responsabilidad de atender y cuidar de los fieles que le son encomendados, explicó el Arcipreste de los Valles. Nos recuerda y hace revivir aquel versículo del salmo 23: «tu vara de pastor me sosiega».

Después de las palabras de Mn. Sàrries, el sacerdote mayor de la Diócesis, Mn. Josep Maria Solé, de 92 años, que actualmente reside en el Seminario diocesano de Urgell, y el sacerdote más joven, Mn. Emili Villegas, nacido en Andorra la Vella en 1986, y actualmente vicario parroquial de Escaldes-Engordany y Encamp (y, además, se da la feliz coincidencia que fue bautizado por Mn. Solé), han recogido el báculo de los pies de la Virgen, donde estaba en ofrenda y le han entregado a Mons. Vives, que lo ha bendecido y ha agradecido el obsequio con unas palabras cargadas de sincera emoción. Al terminar, el templo ha estallado espontáneamente en aplausos.

Como ha recordado Mons. Joan-Enric, el báculo también evoca a Jesucristo, el Buen Pastor, aquel que conoce las ovejas como nadie, aquel que las une en la caridad, aquel que las lleva a los buenos pastos, que ayuda a las que más lo necesitan … Aquel , en definitiva, que da la vida por las ovejas. El báculo es un signo que los Obispos conducen los fieles, el Pueblo de Dios, como un pastor a su rebaño. Por ello, Mons. Vives ha querido que la celebración de la fiesta de la Virgen de Meritxell de este año sirve para renovar su compromiso como sucesor de los apóstoles, Obispo, y de servir la Diócesis de Urgell y el Principado de Andorra, guiado siempre por la verdad y el amor, con el estilo pastoral de Jesús, el Buen Pastor.

El báculo pastoral que los sacerdotes de Urgell han ofrendado al Arzobispo Joan-Enric tiene una altura de un metro y noventa centímetros, y es de madera de cedro y de latón trabajado manualmente de forma «salomónica», redondeado al fuego. Está rematado con una pequeña pieza maciza en forma de bastón de pastor de ovejas, y dentro lleva una cruz. El báculo está trabajado imitando la corteza de una rama. Lleva un dado donde están grabados en diamante dos escudos: el del Principado de Andorra y el propio de Mons. Joan-Enric Vives, una cruz y el lema del Arzobispo de Urgell: «Parare Vias Domini» («Preparar los caminos del Señor»).

Luego prosiguió la celebración eucarística, solemnizada por el Coro de los Pequeños Cantores de Andorra, dirigida por Catherine Metayer, y muy participada por los cientos de peregrinos llegados de las siete parroquias de Andorra y de muchos otros lugares de la Diócesis de Urgell que llenaban a rebosar el Santuario Basílica de la Patrona del Principado.

Al finalizar la celebración, el Coro de los Pequeños Cantores ha interpretado los gozos a la Virgen de Meritxell y el himno andorrano, mientras los fieles se acercaban a venerar la imagen de la Patrona del Principado. Minutos más tarde, en el claustro del Santuario las autoridades y muchos fieles han querido saludar personalmente al Arzobispo para expresarle su felicitación por las bodas de plata episcopales, al tiempo que las notas de una copla invitaba a los peregrinos a un baile de sardanas para cerrar la jornada festiva, compartiendo una cata de torta y vino dulce.

A continuación, ofrecemos algunos fragmentos del texto de la homilía del Copríncipe:

La Virgen de Meritxell, la Madre y Protectora del Principado de Andorra, siempre nos convoca en su casa para guiarnos y unirnos, haciendo camino juntos todos los andorranos.

La Natividad de la Virgen anuncia el Nacimiento del Salvador, Jesucristo, la Luz del mundo. Ella es el amanecer que anuncia que nos viene un Salvador que nos liberará de las tinieblas y los miedos, del mal y de todo lo que nos separa de Dios.

El «señal de la Gavernera», aquel rosal silvestre que floreció en pleno invierno, nos acompaña y nos sorprende con el milagro constante de su guía y protección. Si un rosal florecía en invierno, es que el poder de Dios y de su Madre, la Virgen María, es mayor que todas las oscuridades que nos puedan sitió. «A Dios, nada es imposible!», Escuchó María en la Anunciación y «Feliz la que ha creído», se le dijo a la Visitación, y esta fe de María nos ayuda a ir adelante, a hacer camino de fe y de esperanza, a mantener los compromisos y responsabilidades, fortalecidos por la ayuda del cielo.

Los andorranos somos un pueblo con raíces que se adentran allá de la historia. La Virgen María, como buena Madre, siempre nos recuerda desde Meritxell que debemos ser luz resplandeciente como la del mediodía en medio de nuestro mundo (Meritxell viene de meridies, medius días, «luz refulgente del mediodía»).

Ser luz, hoy, qué debe significar? Amarnos de todo corazón como hermanos, que no debemos ser egoístas sino defender la vida siempre y poner la dignidad de los más débiles y necesitados en el centro de nuestra sociedad; que debemos construir un mundo más fraterno y una Andorra más solidaria y más justa:

No tenemos que aceptar nunca la mentira, ni la difamación, ni la violencia sino la paz y la justicia

Hemos de decir no a las agresiones y mentiras para difamar o quitar otros réditos, pasando de si lo hace daño a la persona, a su familia, o en el país. No todo vale en nuestro país…

Un año más los andorranos subimos al Santuario de Meritxell para celebrar con gozo la gran fiesta de Encuentro de todo el país unido. Este año venimos con una agradecida acción de gracias por los 25 años de la Constitución democrática del Principado.

Y pongamos en las manos de la Virgen de Meritxell el nuevo curso escolar, social y político que empieza.

Pidamos que Ella bendiga la antigua y noble Nación Andorrana, que sostenga y renueve la fe cristiana, y que nos conceda un amor ardiente hacia todos, especialmente solidario con los más necesitados.

También pongamos el compromiso por nuestra lengua y nuestra cultura catalana, en este año Fabra, en el que celebramos que el gran maestro de la lengua, Pompeu Fabra, nació hace 150 años y que hace 100 de la aparición de la su gramática de la lengua catalana. Somos el Estado que tenemos la lengua catalana como lengua oficial y esto nos da una responsabilidad grande. Pidamos hoy que María nos ayude a conservar esta antigua lengua que compartimos con muchos otros.

Ya que el día 5 de septiembre se cumplieron los 25 años de mi ordenación episcopal, yo ofrendo este año a la Virgen de Meritxell, mi acción de gracias por el ministerio episcopal, ejercido mayormente, desde hace 17 años, en el servicio a Urgell y Andorra. Se me confió una nueva vocación que retomaba mi entrega sacerdotal, para ensancharla y convertirse en obispo, sucesor de los apóstoles. Hoy doy gracias por los beneficios recibidos y pido perdón por tantos pecados y debilidades que también he aportado en estos años de ministerio.

Renuevo mi compromiso de amar y servir la Diócesis de Urgell y el Principado de Andorra con todas mis fuerzas, guiado siempre por la verdad y el amor, y con el estilo pastoral de Jesús, el Buen Pastor. Une mi servicio como copríncipe episcopal el País andorrano, para acompañar, unir y arbitrar los andorranos en su camino como Nación, siempre que éstos esto lo deseen.

A todos os deseo una Buena Día de Meritxell! Que la Virgen nos siga ayudando y acompañándonos.

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