Congreso Nacional de Misiones en Madrid

Los días 19 al 22 de septiembre se celebró en Madrid el "Congreso Nacional de Misiones" organizado por las Obras Misionales Pontificias (OMP) españolas.

Participaron presencialmente unas 420 personas, además de las que podían seguir en directo por las redes.

Este Congreso fue el inicio oficial del Mes Misionero Extraordinario, convocado por el Papa Francisco para octubre de 2019, que quiere tener un marcado carácter diocesano a través de las diversas acciones de animación misionera que se hagan en cada lugar.

Fue un tiempo para reconocer con agradecimiento el patrimonio histórico misionero de nuestro país, la creciente participación de los laicos en la misión y también constatar la urgente necesidad de conversión personal, pastoral y estructural de la Iglesia para tener la misión ad gentes como paradigma de toda obra evangelizadora, ya que la Iglesia nace de la misión y para la misión.

El testimonio de los misioneros hizo conocer de primera mano las situaciones extremas de pobreza o de peligro a que se exponen para llevar la Buena Nueva, en lugares como América Latina o África.

Además del Director Nacional de las OMP, D. José María Calderón, estuvieron presentes el presidente de la Comisión Episcopal de Misiones de la CEE, Mons Francisco Pérez, Arzobispo de Pamplona y Tudela, el Cardenal Carlos Osoro, Arzobispo de Madrid, el cardenal Ricardo Blázquez, Arzobispo de Valladolid y Presidente de la CEE, y D. Guy Bognom secretario general de la Obra Pontificia de San Pedro Apóstol. Del Obispado de Urgell participó la Sra. Anahí Biorci, Virgen consagrada, miembro de la Delegación Diocesana de Misiones.







Fiesta mayor de San Mauricio en su ermita de Espot

El domingo 22 de septiembre Espot celebró gozosamente su fiesta mayor del mártir San Mauricio en la ermita que le honra dentro del Parque Nacional de Aigüestortes, bajo los Encantats. Muchísimos fieles y devotos acudieron a la misa que presidía este año el Arzobispo Joan-Enric Vives, acompañado del Rector Mn. Andreu Rodríguez.

La lluvia no desmereció los actos previstos, y hasta permitió que tuviera lugar la procesión con la imagen del santo hasta la fuente próxima y el reparto de torta bendecida y moscatel, que animó el encuentro fraterno de todos los devotos.

El Arzobispo puso de relieve el amor a Cristo del joven legionario Mauricio, que con sus compañeros legionarios, prefirió morir antes que renegar de su fe. La vida se convierte en vida buena por las decisiones que vamos tomando hacia el bien y la bondad. Creer es preferir las riquezas de Dios y despreciar las corrupciones y las opresiones, según remarcaba la Palabra de Dios. Y animó a los fieles a ser valientes y generosos, no calculadores y miedosos, y confiar en el poder de la gracia de Dios.

También hizo mención del amor a la Creación que todo cristiano debe vivir y mencionó la conversión ecológica que reclama el Papa Francisco en Laudato si, con motivo de la cumbre de las Naciones Unidas en la próxima semana para abordar el cambio climático.

Bodas de oro sacerdotales de Mons. Asenjo

El sábado 21 de septiembre en la Catedral de Sevilla Mons. Juan José Asenjo, Arzobispo de Sevilla, celebró sus bodas de oro sacerdotales con una Eucaristía de acción de gracias. Una ceremonia en la que participaron más de dos mil personas y una docena de obispos españoles, entre ellos, Mons. Vives.

La Misa fue predicada por el mismo Arzobispo de Sevilla, Mons. Asenjo, quien, visiblemente emocionado, proclamó que "sin ningún rubor que 'el Señor sostiene mi vida'. En su providencia amorosa debo todo lo que soy, el don de la vida, la vocación cristiana, el don del bautismo y la merced siempre inmerecida del sacerdocio".

Recordó y agradeció especialmente a "mis buenos padres, a los que tanto debo, a los formadores y profesores del Seminario de Sigüenza, al obispo que me ordenó, al papa san Juan Pablo II que me llamó al ministerio episcopal, y al papa Benedicto XVI, que me llevó a esta iglesia de Sevilla".

También se refirió a su vocación, asegurando humildemente que "el Señor se fijó en mí por puro amor, y me llamó al ministerio sacerdotal por pura misericordia, sin ningún mérito de mi parte, ya que como nos dijo el Papa Benedicto XVI, nadie tiene derecho al sacerdocio". En esta línea, pidió perdón a Dios "por mis deficiencias y debilidades" y confesó que "Jesús ha sido el corazón de mi vida, y así lo será con su ayuda hasta el final de mis días. Él es el corazón y la fuente de sentido y de esperanza para nuestra vida ".

Durante la homilía el Arzobispo también mostró su gratitud a la propia Iglesia, ya que, si no fuera por ella -ha explicado-, "estaría condenado a vivir mi fe a la intemperie. Gracias a ella, puedo vivir alentado y acompañado por una auténtica comunidad de hermanos". Un mensaje en el que puso especial énfasis, citando a San Ireneo - "la Iglesia es la escala de mi ascensión hacia Dios" - y a san Cipriano de Cartago - "ella es la madre que me ha engendrado en la fe y que me permite tener a Dios por padre".

Además de declarar su amor a la Iglesia Universal, Mons. Asenjo agradeció a las Iglesias particulares a las que ha servido, "especialmente a esta Iglesia en Sevilla que el Señor me ha encomendado. Hoy más que nunca querría seguir sirviéndola con entrega generosa, por lo que lo que la Iglesia es para mí, lo sea también a través de mí, es decir: puente, escalera, hogar fraterno, mesa y fuente y, sobre todo, anuncio emocionado y convincente de Jesucristo".

Monseñor Asenjo también renovó su comunión y adhesión al Papa. Al respecto afirmó que "el amor al Papa y el sentir con el Papa han sido siempre un signo distintivo de los buenos católicos, como lo ha sido también la acogida, docilidad y obediencia a sus enseñanzas".

Por último, insistió en la gratitud que sentía por la celebración de las bodas de oro sacerdotales, por el acompañamiento de tantos cardenales y obispos en esta Eucaristía, de tantos sacerdotes, diáconos, seminaristas y consagrados, y en general, por el afecto del pueblo sevillano, al que pidió que le sigan encomendando a la protección de la Virgen.

Eucaristía con los responsables de las Escuelas del Instituto de la Sagrada Familia de Urgell

El viernes 20 de septiembre el Arzobispo de Urgell Mons. Joan-Enric Vives presidió en la capilla de la Residencia de la Sagrada Familia de Urgell de La Seu d'Urgell una Eucaristía con los Directores, Titulares, Pastoralitas y Encargados de comunicación de las Escuelas del Instituto de la Sagrada Familia de Urgell que durante ese día habían tenido una sesión de trabajo en la Seu d'Urgell para compartir experiencias y métodos para imbuir el carisma de la Beata Ana María Janer en todos los ámbitos de las respectivas escuelas.

Participaron unos ochenta participantes con la participación de las Hermanas Consejeras del Gobierno General del Instituto, Hna. Aida López, Secretaria general y encargada de la sección de "Seu d'Urgell" y Hna. Victoria Bertran, encargada de la región de "Cervera" así como las Religiosas de la Comunidad de La Seu d'Urgell y otros fieles de la ciudad.

Los participantes provenían del Principado de Andorra y de las ciudades de Madrid, Avinyó-Barcelona, ​​Sabadell, Lleida, Matadepera, Viladecans, Masnou, Sevilla, Utrera y Guinea Ecuatorial.

En su homilía el Arzobispo Joan-Enric subrayó la importancia del laicado en el mundo educativo y la conveniencia de formarse y educarse para que "la pastoral" no sea sólo un elemento de la oferta educativa sino que imbuido de forma transversal todo el equipo humano que trabaja en las escuelas del Instituto de la Sagrada Familia de Urgell. Destacó cómo la mejor programación para un maestro-profesor es intentar vivir personalmente y hacer vivir a los alumnos el Evangelio de Jesús y destacó cómo San Pablo en la Carta a los Gálatas (5,16-17) subraya que los frutos del Espíritu son el amor, el gozo, la paz, la paciencia, la bondad, la fidelidad, la mansedumbre y la sobriedad. Animó a los educadores de las Escuelas del Instituto a saber desplegar en los niños, adolescentes y jóvenes todas sus capacidades y virtudes como un gran abanico, sin menospreciar a ninguno, y haciendo especial referencia a la importancia de abrir los niños y jóvenes a la trascendencia y al hecho religioso. Destacó cómo al Papa Francisco le gusta decir a menudo que lo esencial y carné de identidad de la vida cristiana son las Bienaventuranzas y el texto proclamado en ese día del Evangelio según Mateo, capítulo 25. Finalmente, en la memoria de los mártires San Andrés Kim Taegon, presbítero y San Pablo Chong y compañeros, laicos, mártires en Corea, destacó cómo la Iglesia de Corea a finales del siglo XIX fue capaz de mantenerse a pesar de la persecución religiosa a muchos sacerdotes y diáconos gracias al compromiso firme de muchos cristianos laicos que mantuvieron la fe y la enseñaron a las generaciones más jóvenes.