¡Ven Espíritu Santo!
Y quiere que celebremos la Pascua granada de los frutos del Espíritu.
En la Vigilia Pascual celebramos que el Espíritu Santo nos es dado
y llena nuestros corazones,
porque confesamos que el Señor ha resucitado del sepulcro,
y ha redimido al mundo con su pasión y su cruz.
¡Todo es obra del Espíritu, y la Pascua así nos lo revela!
Agradezcamos al Espíritu Santo su presencia humilde dentro de nosotros,
el trabajo silente en el corazón de las personas y de la creación entera,
que nos dé la fe y el amor,
que nos defienda siempre del pecado y del Mal,
que sea nuestra más firme esperanza de vida eterna,
y nos llene del Amor y la Alegría que vienen de Dios.
Es Pascua granada que nos exige dar frutos buenos.
El Espíritu Santo nos enseñará a orar,
sostendrá siempre nuestra oración.
y dará la fe verdadera en Dios Padre y en su Hijo Jesús.
El Espíritu convierte nuestro corazón hacia el bien más grande,
ilumina las tinieblas de nuestro interior,
nos revela la verdad de las Sagradas Escrituras.
Él nos fortalece en las pruebas difíciles y en los momentos de cruz,
y nos hace vivir en la confianza de los niños.
Él renueva nuestros criterios y nuestra mentalidad,
nos guía para que mantengamos nuestros compromisos,
y nos otorga sus siete dones sagrados.
¡Ven Espíritu Santo, y llénanos de la alegría pascual!
Inspíranos el mejor amor y servicio a los hermanos.
Restablece nuestra semejanza con Dios.
Haznos templos tuyos, adoradores auténticos en espíritu y en verdad.
Reúnenos en la comunión y la unidad de la Iglesia.
Haznos agradecidos por los carismas y responsables de la vocación recibida.
Envíanos a cuántos nos necesitan y esperan.
Queridos hermanos: ¡que viváis una Santa Pascua de Pentecostés!
¡Y que la alegría del tiempo pascual se extienda a lo largo de todo el año!