Santa Navidad del Año de la Fe

Vivamos con alegría la Navidad del Año de la Fe. 
Y de todos los dones que podemos esperar y acoger de las manos de Jesús, 
no hay ninguno más grande y necesario que el don de la fe, 
que es apertura a Dios, el Padre y Creador de todo, 
y es transfiguración de toda nuestra vida, por el Espíritu.

La fe es un fuego que arde dentro de nosotros y una gran luz. 
Por la fe nos es dado el pleno sentido de la existencia, 
por la fe conocemos la verdad del Hijo de Dios, 
por la fe confesamos a Jesús como el Salvador de la humanidad, 
por la fe le acogemos de verdad, con amor, 
y por la fe le testimoniamos con palabras y obras coherentes.

Conviene que siempre dejemos espacio a la fe. 
Necesitamos mucha fe 
para afrontar crisis y dificultades con esperanza, 
para animarnos en el camino de la vida, 
para superar fracasos y desencantos, 
para ser más solidarios con los que sufren, 
para amar a semejanza de Jesús, que nace humilde y pobre.

Ante el Señor que nace en Belén, 
no podemos olvidar a nadie. 
Que la ternura de estos días de Navidad nos mantenga abiertos 
al amor, a la alegría y a la solidaridad.

En el Año de la Fe que los cristianos estamos celebrando, 
agradeciendo el don del Concilio Vaticano II en los 50 años de su inicio, 
recibid mis mejores deseos para las fiestas 
que celebran la llegada de Dios hecho hombre entre nosotros. 
Que la fe en Jesucristo, el Salvador, 
sea siempre nuestra fortaleza!

Os deseo santas fiestas de Navidad, Año Nuevo y Epifanía.