"Cristo ya reina por medio de la Iglesia... y nos envía el Espíritu Santo" (y 7)

¡Ven Espíritu Santo, Alma de la Iglesia!
Derrama en el interior de toda la comunidad eclesial 
el gozo de la Resurrección y el amor sacrificado hasta la Cruz, 
para que la Iglesia haga presente el Reino de Cristo 
y pueda acoger en su interior todas las lenguas y todos los pueblos.

¡Ven, Espíritu Santo, Fuego divino!
Enciende el amor en los corazones de todos los discípulos de Cristo 
para que se consumen con el mismo amor del Padre y del Hijo; 
y para que contagiemos este fuego a todos los que anhelan encontrar 
sentido a la vida, justicia, luz y compasión.

¡Ven Espíritu Santo, Agua pura!
Purifícanos de todo pecado y de toda malicia 
salva al mundo de sus crisis y fracasos, 
y haz que limpios de toda maldad que enmascara, 
caminemos por senderos de conversión hacia la Verdad y el Amor.

¡Ven Espíritu Santo, Unción perfumada y penetrante!
Penetra como aceite de ternura y de piedad en los corazones de los fieles 
para que nuestra vida se llene de paz, 
seamos casa y escuela de comunión 
y nos esforcemos por mantener la unidad que viene de Dios.

¡Ven Espíritu Santo, Aliento suave y restaurador!
Enséñanos el gran valor de la oración y la contemplación. 
Haz brotar en los corazones el don de la alegría que se comunica. 
Renueva nuestras vidas y nuestra fe, 
y derrama en nosotros la gracia de la fortaleza en las pruebas.

¡Ven Espíritu Santo, Defensor nuestro!
Protégenos de todo mal y de todo pecado, 
mantennos unidos a Dios y firmes en la esperanza inquebrantable, 
y ayúdanos a dar un testimonio valiente de nuestra fe 
con la coherencia y las obras que deben acompañarla.

¡Santa fiesta de Pentecostés!
¡Santa Pascua granada de los frutos del Espíritu Santo!