¡Bendito Pentecostés!
hemos experimentado el vacío del sepulcro, ya que la muerte ha sido vencida,
y sobre todo nos has hecho la gracia de tus apariciones,
y te hemos experimentado viviente y glorioso,
cordero degollado y erguido, con tu cruz vencedora que todo lo puede,
reconciliador y redentor nuestro
sentado gloriosamente a la derecha del Padre.
¡Y hoy es Pentecostés, el bendito Pentecostés,
y viene el Espíritu Santo, como Don para nosotros
y como alma de la Iglesia,
para llenar la tierra y renovarla, con un nuevo nacimiento en el Amor!
Gracias, Señor, por enviarnos tu Espíritu Santo.
Has rogado por nosotros, y el Padre nos ha dado otro Defensor,
que nos guiará hacia la Verdad plena.
Él nos defiende y nos sostiene, nos encamina en la confianza,
nos llena de vida y de amor eterno
y nos hace sentir la alegría de tu presencia.
Desde el bautismo habita en nosotros,
y por la Confirmación es un don recibido en nuestro interior,
que nos fortalece, nos defiende, nos aporta las palabras adecuadas,
nos enseña a orar, a sacrificarnos, a ser fuertes en las pruebas,
nos llena de gozo verdadero y nos da la paz.
¡Ven Espíritu Santo!
¡Llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos la llama de tu amor!
Despierta el espíritu apostólico de valentía y de testimonio
en todos los discípulos de Jesús,
para que todos sean uno y el mundo crea.
¡Danos apóstoles generosos y valientes,
llenos de fe y de misericordia,
que vayan contracorriente y prediquen con su vida
todo lo que el Señor Jesús nos ha enseñado!
¡Ven Espíritu Santo!
¡Os deseo una Santa Pascua de Pentecostés colmada de los frutos del Espíritu!