Un nuevo diácono permanente en la Diócesis

El próximo sábado, fiesta del apóstol Santiago, será ordenado diácono permanente en la Catedral de Sta. María de La Seu d'Urgell, Mn. Josep Montoya Viñas, casado y con cuatro hijos jóvenes. Ha trabajado pastoralmente en el Pallars Sobirà, y en lo sucesivo estará al servicio de los pueblos cercanos a Sort y Rialp, en la misma comarca del Pallars Sobirà. Como Iglesia reunida por el Espíritu Santo y enriquecida por Él con toda clase de carismas, seremos la Iglesia que engendra por la fuerza del Espíritu la vida ministerial en un hijo suyo. Porque en el laico Josep se recreará la imagen viva de Cristo, Pastor y Servidor (diácono) de la Iglesia, hasta dar la vida. ¡Qué don tan grande para él, y qué don tan grande para toda la Iglesia diocesana de Urgell y la Iglesia universal, a cuyo orden diaconal será agregado!

Dejemos que el Espíritu de Cristo Resucitado repose en nosotros y dejémonos llevar por este Espíritu; entreguemos todo lo que somos, para que la Buena Nueva del Evangelio pueda resonar en el corazón de todo hombre y de toda mujer. Los diáconos colaboran a vendar las heridas de sus contemporáneos, tan deshechos por tantas luchas y egoísmos... Aquí radica la belleza de una vocación magnífica en el seno de la comunidad eclesial. Y Cristo Viviente nos da su presencia en su nuevo ministro. En lo sucesivo, Mn. Josep quedará configurado a Cristo, el Pastor, el Diácono, porque anunciará su Palabra, y presidirá las acciones de Cristo en su Iglesia.
¿Pero qué es un diácono? Es un amigo de Jesús, servidor suyo y configurado a Él; un hombre que dedica toda su vida al servicio de las comunidades cristianas, anunciando y haciendo presente la obra de Cristo, su amor y su total donación para la vida de todos. Es también un hombre que vive el amor a la comunidad en la oración, y que dedica todo lo que él es, y tiene, y puede, para servir a todos con una caridad pastoral ardiente.

¿Y qué hace un diácono? El diácono recibe la ordenación de manos del Obispo, y en comunión con él y con los presbíteros del presbiterio de la Diócesis realiza un servicio y una misión:
• Hace llegar el Evangelio de Jesucristo a la vida de las personas, descubriéndoles los signos del amor de Dios y predicando siempre con la vida y la palabra.
• Celebra los sacramentos, haciendo reales los gestos de amor y de salvación de Cristo, el único Gran Sacerdote. Y en concreto bautiza y bendice los matrimonios, colabora ayudando en la celebración de la Eucaristía, reparte la vida de Cristo hecha Pan celestial, para que transforme y llene de su amor nuestras pobres vidas.
• Anima a la comunidad cristiana. Guía y reúne en la unidad y la comunión personas y vocaciones diferentes. Despierta el servicio a su alrededor, y tiene una absoluta preferencia por los pobres, los enfermos y por las causas de los más necesitados.

¿Dónde y cómo actúa? El diácono concreta su misión pastoral en una parroquia o en un campo pastoral que el Obispo le asigna. Junto al presbítero, también anima a las comunidades, despierta la esperanza, y ayuda a todos para que anunciemos nuestra fe sin miedo, bien comprometidamente. Acompañado, en su caso, por su esposa y sus cuatro hijos, debe vivir la ejemplaridad del amor, y por esto su diaconado se arraiga en su bautismo y su matrimonio, suscitándoles un proceso nuevo de crecimiento.

Oremos ya desde ahora por Mn. Josep Montoya, para que sea un buen servidor de todos, a ejemplo de Cristo "que no ha venido a hacerse servir, sino a servir a los demás, y a dar su vida como precio de rescate por todos los hombres" (Mt 20,28).